Después de casi un año y medio de restricciones y aislamiento social, la comunidad de LGTBIQNB+ vuelve a estar presente en las calles con la marcha número 30, con el Orgullo de ser y de estar, para festejar el encuentro, las conquistas logradas y reclamar nuevas y viejas demandas, en el marco de una historia profunda que cuestiona aspectos centrales del sistema patriarcal, eclesiástico, represivo, discriminatorio y excluyente.

Por Marta Gordillo
La Marcha del Orgullo, celebrada el primer sábado de cada noviembre, recuerda en este 2021 tres décadas de reclamos y conquistas, de lucha por la visibilidad, la inclusión, la no discriminación; y en el medio, transfemicidios, travesticidios, violencias desde el Estado, desde la sociedad, violencias que quedaron al rojo vivo durante la pandemia, mientras desaparecía Tehuel el 11 de marzo pasado.
“¿Dónde está Tehuel?” “Aparición con vida de Tehuel”, es uno de los reclamos que encabeza esta marcha donde el dolor por la muerte, la desaparición y la discriminación se mezclan con el festejo y la alegría de encontrarse y visibilizarse con sus cuerpos, sus conquistas y demandas después de la última marcha, donde estuvieron presentes, aunque de manera simbólica en el marco de un mundo pandémico y virtual.

El Orgullo de ser lesbiana, gay, bisexual, trans, travesti, se alzó públicamente el 2 de julio de 1992 cuando se realizó la primara marcha LGTB en la ciudad de Buenos Aires y aunque se tomó la calle muches de les participantes se cubrían con máscaras ante el nivel de discriminación y exclusión de entonces.
Aquella marcha convocada por unas pocas organizaciones fue el inicio de un nuevo camino que, recordando la celebración internacional del 28 de junio de 1969, se fue haciendo cada vez más fuerte y no se detuvo nunca. La memoria de aquella rebelión de Stonewall, el bar de Nueva York donde irrumpió brutalmente la policía para reprimir a gays, lesbianas y travestis, definió el futuro.

Treinta marchas de resistencia y pelea por la conquista de derechos, y aunque hoy hay una amplia legislación, su precaria implementación y el surgimiento de nuevas problemáticas y planteos vuelve a colocar al Orgullo en el centro de urgencias insoslayables.
Este año las consignas principales de la marcha, convocada por cientos de organizaciones en todo el país, tienen que ver con la celebración, por un lado, del logro de la ley del aborto legal, el cupo laboral travesti trans, el reconocimiento de las identidades no binarias en el DNI, entre las últimas conquistas.

Pero por otro lado, está potente el reclamo por el cumplimiento efectivo de los derechos LGTB+ ganados, por presupuesto para las políticas públicas de diversidad; por una ley integral trans que incluya un reconocimiento y reparación histórica para las personas trans mayores, sobrevivientes de la violencia estatal con motivo de su identidad de género; que se reforme la ley antidiscriminatoria; por la ley nacional de VIH; por el Estado laico; por la aparición con vida de Tehuel.
Estas son algunas de las consignas centrales en las que confluyen la gran cantidad de organizaciones que participan de la marcha del Orgullo LGTB+, pero además circulan otros lemas y reclamos específicos o generales que surgen de cada agrupamiento.
En 1992 la consigna principal fue “Libertad, Igualdad, Diversidad” y después cada marcha -esas que fueron invadiendo con un fuerte colorido las calles porteñas y poco a poco las ciudades de las provincias- fue enarbolando y caminando consignas como “Que se termine con la discriminación”, “Separación de la Iglesia del Estado”, “Unión Civil para los homosexuales”.

“Basta de represión policial” y “Vigilemos a la policía” fue el eje en 1995 cuando Carlos Jáuregui, primer presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) que encabezó la primera marcha LGTB de Buenos Aires, decía que esa consigna tenía que ver con “el incremento de la represión del 200 por ciento contra la comunidad gay lésbica y en particular contra los travestis”. Un año después moría Jáuregui, quien es recordado y sentido por su militancia y como impulsor e iniciador de las marchas del Orgullo.

En 1997 la marcha cambió de fecha y comenzó a realizarse el primer sábado de cada noviembre retomando como había sido hasta ese momento la celebración internacional del 28 de junio, pero dándole una perspectiva local, nacional, ya que en noviembre de 1967, nacía en Argentina el primer grupo homosexual “Nuestro Mundo” y en 1997 casualmente cumplía 30 años. Fue asimismo la primera agrupación gay de Latinoamérica.
“Nuestro Mundo en el 67 surgió en plena dictadura de Onganía, una fecha que tiene que ver con nuestra propia memoria, además de recordar el 28 de junio”, destacó a Vertientes del Sur la activista María Belén Correa, cofundadora de la Asociación Travestis, Transexuales, Transgéneros de la Argentina (ATTTA) y creadora del Archivo de la Memoria Trans del país.

¿Por qué surgió en aquel 1992 la idea de “Orgullo”? “Tenemos que pensar -respondió- que hace 30 años, en las primeras marchas se desfilaba con máscara porque las personas gays y lesbianas podían perder sus trabajos, sus hijos; pero al mismo tiempo muchas de las travestis transexuales que desfilaban en esos años lo hacían a cara descubierta porque ya habían perdido todo, la familia, trabajo no, porque no tenían, no había nada que se podía perder más que la vida y eso se venía arriesgando todos los días por ser una persona trans”.
Sobre esa base, explicó que “el estar vivas es un motivo de orgullo. Eso decía Carlos (Jáuregui) , que el ser visibles era para estar orgullosos y orgullosas de nosotres mismes”.

Correa definió el orgullo como forma política, “ese orgullo político de poder exigir distintos tipos de derechos que no teníamos y que hoy estamos en camino de, porque no están todos los derechos”.
En esta marcha se recuerdan también los 50 años de la creación del Frente de Liberación Homosexual (FLH) en agosto de1971 que Pedro Paradiso Sottile, ex integrante y titular de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), referente del Colectivo Arco Iris y presidente de la Fundación Igualdad, definió como “la primera organización de la diversidad sexual en la Argentina, por eso nosotros estamos celebrando y promoviendo #FLH50”.

Durante una entrevista con Vertientes del Sur expresó que “consideramos que no se puede omitir hoy el lema de los 50 años del FLH, fue la primera vez que aparecieron en Plaza de Mayo personas que marcharon con un cartel del FLH con el lema ‘Por el amor, la igualdad y la libertad a los presos políticos’”.
“Nosotros venimos de ahí y queremos recuperar, reconocer y trabajar por la memoria histórica del movimiento LGTBQ+ porque seguimos el legado del FLH y de las Madres y las Abuelas que nos enseñaron a luchar por Memoria Verdad y Justicia”, añadió.

En esta labor de recuperar la memoria se encuentra Belén Correa, quien creó el Archivo de la Memoria Tans junto a un equipo de trabajo por la preservación de la historia y la documentación de una Argentina trans de exilio y persecución de los ’70 hasta la época digital.
Un archivo que forma una memoria colectiva, que contiene imágenes y relatos que revelan los atropellos policiales, las muertes, el abandono del Estado y las humillaciones y hostilidades de una sociedad que condenaba y miraba para otro lado.

Abonan a la memoria de la comunidad LGTB+ estas marchas del Orgullo, que desde la Catedral hasta el Congreso en la ciudad de Buenos Aires y en puntos céntricos de otras ciudades del país, continuaron año tras año, en esa sucesión en la que siempre se reclamó contra la violencia y la represión. En 2019 la consigna principal fue “Por un país sin violencia institucional ni religiosa. Basta de crímenes de odio”.
Para el titular de 100 % Diversidad, Ricardo Villariño, estos 29 años “tienen una significación especial, es reivindicar nuestra historia y el camino recorrido por les pioneres, aquella gente que en 1992 decidió marchar cuando el contexto era mucho más hostil que ahora, no teníamos ningún derecho y estábamos en medio de otra pandemia también, la del sida, y fue nuestra comunidad la que se puso al hombro una campaña de salud articulando una respuesta, entonces 30 años en este contexto dice mucho”.
Rescató el hecho de que la Argentina tiene importantes conquistas que la ubica como uno de los países con mayores leyes para la comunidad LGTB+ en la región y en el mundo, “leyes que se ganaron por medio de la lucha”, y en este sentido se refirió en diálogo con Vertientes del Sur a lo que costó instalar la marcha y que se oyeran los reclamos.
En el documento que sacaron para la marcha número 30 celebran “las conquistas de nuestros derechos y el avance social como algo transversal, todos los partidos políticos con vocación democrática tienen un espacio de género y diversidades como parte de una agenda legítima”, dijo tras precisar que la presencia en la marcha también tiene que ver con plantarse frente a los conservadorismos religiosos que hacen un uso mentiroso de lo que se llama ideología de género”.
Martina Pelinco, referente de la Casa de la Diversidad Trans de la Villa 31comentó que para “nuestro colectivo LGTBIQ villero y plurinacional esta fecha significa volver la cara del reclamo, del dolor, de la violencia del Estado que nos oprime todos los días y nos quiere matar con la discriminación, y poner una cara de alegría, porque festejamos que no nos morimos, que resistimos, que seguimos para adelante y luchamos para que el Estado reconozca nuestros derechos y que se cumpla el cupo laboral, que sea real y popular”.

Precisó que buscan una unidad plurinacional de la comunidad LGTB “para lograr derechos, resistir y salvar más vidas”, y aseguró que “con pandemia o sin pandemia seguimos discriminadas, aisladas ante la sociedad y con un Gobierno de la Ciudad que no tiene políticas públicas para nosotras”.
Desde el Frente Docente Disidente, una organización más reciente en la escena de la lucha del Orgullo, la socióloga y profesora de la ciudad de Buenos Aires, Lore Soola, manifestó que estas marchas “nos visibilizan, dan cuenta de nuestras existencias y de que nuestras existencias valen. Son 30 años de lucha, de protesta, de resistencia”.
“Hoy estamos marchando con reivindicaciones vinculadas a las formas de vida que tenemos, y el hecho de poder compartir la marcha con otras identidades muestra que el movimiento LGTB ha podido construir alianzas y que se comparten ciertas huellas de vida que se han jugado en la heterosexualidad obligatoria”.

Si bien planteó una postura crítica sobre la organización actual de la marcha, rescató la unidad del movimiento LGTB+, y dijo que las demandas van mas allá de lo identitario, de la adquisición de leyes o decretos.
“Creemos que la problemática que estamos atravesando son las condiciones precarias de vida, sobre todo de nuestra comunidad, pero consideramos que además de la cuestión reivindicativa del movimiento está la cuestión social y esta política represiva que todavía condena la moral sexual de la sociedad como política de estado”, señaló.
Solidaridad LGTB+ y la maldita pandemia
Este año se suman los efectos de la pandemia, los malos y los buenos, las fuertes condiciones de vulnerabilidad y abandono institucional para gran parte del colectivo LGTB+ por un lado y por otro la creación de “lazos comunitarios que fueron centrales durante la pandemia ya que pudimos poner en movimiento las redes de solidaridad y apoyos”, aseguró Villariño.
Paradiso Sottile coincide al afirmar que la pandemia mostró dos caras, “el apoyo y solidaridad al interior de la comunidad y por otro lado quedó muy en evidencia lo mucho que falta, las necesidades, las desigualdades y fue muy visible el tema de la violencia, el ‘quedate en casa’ fue muy difícil para muchas personas de la comunidad porque era quedarse en un lugar de violencia, de hostigamiento, de humillación, de rechazo, y fue muy marcado el aumento de casos de violencia”.
La dirigente de ATTTA también habló de la pandemia: “La campaña decía que te quedes en tu casa, pero primero, había que tener casa para quedarte y segundo significaba que no podías salir a trabajar y muchas de las personas trans viven el día a día y quedarte en tu casa significaba que no tenías para comer. Visibilizó esta situación, visibilizó la violencia”.
“Y a ala vez, volvió a mostrar esa solidaridad entre nosotres mismes como para poder organizarnos y armar colectas y entregar bolsones de comida”, dijo en coincidencia con los distintos colectivos LGTB+.
Si se aprobaron, si los legitimó la sociedad ¿Por qué no se aplican?
“Una cosa es ganar derechos producto de la lucha, de la persistencia, y otra cosa es que después no se vean esos logros o pase muy poco”, expresó Paradiso Sottile.
“Tenemos marcos normativos muy importantes, de vanguardia, con una perspectiva de diversidad de género, de inclusión, de igualdad, pero hace falta un seguimiento y políticas públicas federales para que se implementen realmente esos derechos y que todas las personas puedan, sin discriminación, ejercerlos, promoverlos, vivirlos”, dijo.
“Y más aún -continuó- cuando estamos frente a esta embestida en Argentina y en el mundo que no podemos minimizar, embestida de los fundamentalismos, de los discursos de violencia de odio, de los crímenes de odio que se expresa en todos sus aspectos, en la muerte, pero también en las golpizas, el maltrato, las humillaciones”.

Paradiso Sottile se refirió al reclamo que vienen realizando para reformar la ley nacional antidiscriminatoria que es de 1988, “algo que venimos solicitando, que es la columna vertebral de lo que nos falta, para que se incluya el tema de la orientación sexual, la identidad de género y características sexuales, aun hoy no está incluida en la ley marco”.
Belén Correa se refirió al reclamo sobre la reparación histórica de las personas trans mayores de 40 años al destacar que “lo estamos peleando porque la democracia para las personas trans existe desde hace 9 años cuando se aprobó la ley de identidad de género en una Argentina donde la búsqueda de identidad es primordial y sobre todo con un país en donde se hizo una reparación histórica pero hetero cis porque no tuvimos madres ni abuelas que reclamaran por nosotras ni tampoco tuvimos una descendencia de hijos para que pelearan por lo que nos había pasado”.

Según el Renaper “somos alrededor de 9 mil personas que hicimos el cambio registral, el 19 por ciento somos mayores de 40 años y el 42 por ciento son hijos e hijas de la ley de identidad de género, porque son menores de 20 años”,dijo.
Al analizar las significaciones de algunas nuevas conquistas, Villariño expresó que el reconocimiento de las identidades no binarias implica “un cambio de paradigma en consonancia con la ley de identidad de género, eso es un gran paso, muy pocos países en el mundo lo tienen e invita a repensar todo el sistema de los roles y funciones de los géneros”.
Como todes les integrantes de la comunidad LGTB+, Villariño también planteó el acceso efectivo a los derechos y celebró la formación del Ministerio de Mujeres y Diversidades, pero aseguró que “todavía falta un proceso de constitución fuerte y una fuerza en el poder judicial, una reforma transfeminista, donde no haya más esos fallos que justifican violaciones a mujeres, que haya un reconocimiento de la violencia específica que sufrimos las personas LGTB”.
Tras el análisis de los logros, de los incumplimientos, de lo que falta, y de la necesidad de dar batalla y ganar las calles, Correa sintetizó: “Por supuesto que hay un montón de cambios pero no están todos los necesarios y cuesta aplicarlos; por supuesto que la sociedad cambió, pero no tanto”. Y añadió, con respecto a las leyes vigentes, que “siempre hay que estar esperando y forzando para que se cumplan”.
