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“A San Félix todavía le cuesta reconocerse como afro”



El cineasta Alberto Masliah, quien hace siete años estrenó el documental “El último quilombo” sobre San Félix, aseguró que a sus pobladores “les cuesta reconocerse afro” porque hubo un “borramiento cultural muy fuerte” de estas raíces que hoy intentan revitalizar quienes promueven su reconocimiento como “Patrimonio Histórico, Cultural, Educativo y Turístico de la Nación”.


En diálogo con Vertientes, este docente, productor y director de cine recordó que fue después de realizar el documental “Negro Che” en 2006, que escuchó por primera vez hablar de San Félix y su particularidad de ser “un pueblo considerado el único de origen puramente afro”.


“Así llegué a San Félix, un lugar realmente perdido en el mundo con una historia silenciada y acallada”, dijo.


Y a lo largo de los 20 días que permaneció en el lugar para filmar la película, “tuve la suerte de comprobar ciertas cuestiones”.



En ese sentido, Masliah contó que la identidad afro “se redescubrió hace unos 10 años” y esta reafirmación ganó impulso a partir del apoyo recibido de organizaciones afrodescendientes de todo el país tras conocer la historia de San Félix en el marco de los talleres sobre africanidad organizados por la Secretaría de Cultura de la Nación en el año 2012, en Santiago del Estero.


“La identidad que tiene con lo afro surge a partir del 2010, porque antes no había una identidad más allá de saber las raíces, ni rasgos culturales que hayan pervivido”, agregó.


Incluso al momento de grabar el documental “no todo el mundo quería hablar de la negritud” y “a algunas personas más grandes les costaba decir ‘soy afrodescendiente” porque más bien “siempre se sintieron descendientes del español” Félix Alderete que se incorporó en la segunda generación, indicador de que “la invisibilización y el borramiento cultural funcionó muy bien”.


“Hubo un trabajo finito para lograr esa auto negación”, afirmó.

Sobre el San Félix que conoció hace siete años, Masliah contó que se trata de “un conjunto de chacras donde el único lugar central es el colegio”.


“Lo que lo saca de la norma (en relación a otros pueblos cercanos y del mismo origen) es que tienen un colegio importante, que nuclea a todos los chicos de la zona porque además tiene internado, y eso lo convierte en una especie de centro para la región”, dijo.


Uno de los aspectos más destacables del excelente documental de Masliah, es la total ausencia de voces académicas, en lo que se puede leer como una reivindicación de la historia oral.


“Yo soy docente de imagen y sonido desde hace 28 años y la bajada que hago es que los expertos no viven el conflicto, solo lo explican y como en el documental necesitamos vivir el conflicto, si no lo hacemos con personas que lo atraviesan es muy difícil”, dijo.

Por eso “no hay voces expertas” y los aportes académicos “son para la investigación” que está por detrás.


Igual que en Negro Che, la búsqueda de este documental es “dar voz y nombrar”.

Masliah entró en el tema de la negritud oculta de Argentina, a través de su padre.


“Mi viejo es de Dock Sud donde, siendo hijo de inmigrantes turcos de principios de siglo XX, se topa con los inmigrantes caboverdianos y va al colegio con ellos. Y cuando yo ya era un adolescente, un día me dijo ‘vamos a ver a los muchachos’ amigos de la infancia y resulta que la mitad eran afrodescendientes caboverdianos”, contó.


Así descubrió que “había una verdad que yo conocía y no conocía el resto, que es que en la Argentina sí había negros” y no hay que cruzar a Uruguay o Brasil para encontrarlos.


Después de trabajar la aforporteñidad en Negro Che y la de una provincia del interior como Santiago del Estero en el caso de El último quilombo, “tengo ganas de trabajar el camino de la africanidad en América Latina, de cómo el negocio esclavo y la cultura del ‘Atlántico negro’ creó una sociedad nueva” cuyos rasgos perviven en la identidad actual.


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