Cada vez es mayor la cantidad de países, organizaciones e individuos en el mundo que se suman al reclamo por universalizar el acceso a la vacuna contra el Covid-19, tomando la experiencia de otras pandemias como la del VIH Sida y la Polio, en el siglo pasado.
por Marta Gordillo

El reclamo de suspensión temporal de las patentes hasta poder producir y distribuir las vacunas contra el Covid 19 en todo el mundo y detener el avance de la pandemia crece a nivel mundial mientras más de 100 países apoyan la propuesta ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), en contraste con la actitud de un puñado de naciones ricas que acumulan más vacunas de las que necesitan.
En este marco, la organización internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) continúa con la campaña "por una pandemia sin patentes en vacunas, medicamentos y tratamientos del Covid-19”, con un petitorio que ya tiene más de 135.000 firmas en América del Sur, fundamentalmente en Argentina, Uruguay y Colombia, informó la entidad a Vertientes del Sur.
“Ahora es el momento de actuar/ NO a las patentes.
Una pandemia no es un negocio.
¡Necesitamos tu firma para exigir que no haya patentes médicas en esta pandemia y que las vacunas, medicamentos y diagnósticos para el COVID-19 lleguen realmente a todas las personas! (petitorio msf.org.ar/patentes )
Una campaña que toma los reclamos de India y Sudáfrica, a los que se sumó la Unión Africana, países de Asia y América Latina entre otros, y continúan adhiriendo organizaciones de distintos ámbitos ya que es un tema que involucra todas las aristas de la condición humana.

Por su parte, Amnisty Internacional pide que los laboratorios Pfizer y Johnson&Johnson “compartan su tecnología, ¡Es urgente! Hacer más vacunas es cuestión de vida o muerte” y añaden compartir la Twitter-Acción que están llevando adelante.
“Te necesitamos. Que sepan que el reclamo es masivo.
Pedí que suspendan los derechos de propiedad intelectual.
https://twitter.com/amnistiaar/status/1385313084152156164

Para quienes pensaron que la pandemia podía llegar a abrir una situación de cambio favorable en la marcha del capitalismo mundial, el combate contra el Covid-19 abona al pensamiento opuesto. Revela una profundización de las desigualdades en el mundo y acrecienta la crisis.
La falta de cooperación y solidaridad internacional ante una crisis humanitaria de esta dimensión que cuestiona las bases estructurales del andamiaje capitalista y la fuerte concentración de la riqueza de los grandes centros del poder financiero y de las multinacionales, delatan una actitud política criminal.
La propuesta de liberar las patentes apunta a interferir en esas políticas de concentración de capitales y “permitiría a todos los países miembros de la OMC la posibilidad de no otorgar y no hacer cumplir las patentes y otras medidas de propiedad intelectual sobre todo tipo de tratamientos, diagnósticos y vacunas contra el Covid 19, mientras dure la pandemia”, precisó a esta web la directora de MSF para América del Sur, Josefina Martorell.
“En el caso de que se levanten las patentes impactaría en forma positiva en la vacunación global ya que habría transferencia de tecnología para que la producción pudiera ser hecha por otros laboratorios y esto aumentaría la producción, el suministro y también bajarían los precios”, señaló.

Australia, Brasil, Canadá, los países de la Unión Europea, Japón , Noruega Suiza, Reino Unido, Estados Unidos “están obstaculizando esta propuesta al mismo tiempo que ya consiguieron casi todos muchas más vacunas de las necesarias para inmunizar a todas sus poblaciones”, destacó.
Los datos que maneja MSF revelan que entre los países mas ricos se distribuyeron el 83 por ciento de las dosis y los países más pobres solo pudieron acceder al 0,1 por ciento del total de dosis disponibles del Covid -19.
En este marco, la titular de la organización médico-humanitaria recordó un antecedente en la historia sanitaria mundial en que cierta cooperación y ayuda mutua permitió enfrentar con mayor éxito otra de las pandemias que azotó al mundo en el siglo XX.
“Con respecto a la pandemia del Vih Sida hace 20 años, fue gracias al levantamiento de las patentes y a que algunos países no bloquearon su producción, que se pudo acceder a medicamentos genéricos asequibles y esto fue decisivo para poder empezar a salvar la vida de millones de personas”.
Otro caso fue el descubrimiento de la vacuna contra la poliomielitis que realizó el investigador y virólogo norteamericano Jonas Salk en 1955, la que junto con la vacuna oral desarrollada por el microbiólogo polaco naturalizado estadounidense, Albert Sabin siete años más tarde, lograron erradicar en la mayor parte del mundo esta enfermedad, una de las más contagiosas y peligrosas de la época.

Salk no quiso patentar la vacuna. En una entrevista afirmó : “No hay patente. ¿Acaso se puede patentar el sol?”, dejando claro que rechazaba apropiarse de su propia invención para que la vacuna fuera accesible a todo el mundo. Y Sabin renunció también a sus derechos de patente con el fin de facilitar la difusión mundial de su descubrimiento lo antes posible.

¿Qué pasa ahora? ¿Es una posibilidad real que esto pueda volver a ocurrir en el caso de la pandemia del Covid-19? “Es una duda y estamos luchando para que esto suceda; consideramos que corresponde priorizar la salud pública mundial y no el lucro de algunas farmacéuticas”, enfatizó la titular de MSF.
Añadió que “las farmacéuticas, como empresas que son, mantienen su enfoque habitual centrado en maximizar ganancias, pero muchas de las herramientas médicas que se están desarrollando y que ya se desarrollaron recibieron financiación pública en su etapa de investigación y a pesar de esto las compañías buscan patentarlas, controlar el precio y la producción”.
“La industria farmacéutica siempre ha recibido una financiación pública masiva no solo en esta pandemia, pero sí especialmente en esta pandemia”, dijo Martorell.
A la campaña del MSF se sumaron organismos de todo el mundo, al igual que en la Argentina donde organizaciones civiles, políticas, gremiales, sanitarias, educativas, institutos, movimientos sociales, movimientos feministas, asociaciones civiles, observatorios, partidos políticos, centros de investigaciones, se multiplican para sostener el reclamo tanto en forma individual cuanto colectiva.

“Nos parece importante sumar nuestra voz y el volumen institucional que tenemos en Argentina a esta campaña internacional porque sin presión social, sin incrementar las acciones y sin concientización del problema no se va a poder lograr liberar las patentes”.
Así se expresó Camila Barretto Maia, especialista en relaciones internacionales y derechos humanos, y coordinadora del Área internacional del Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels) en diálogo con Vertientes del Sur.
“La idea es ampliar el conocimiento de la situación y transmitirlo a la mayor cantidad de personas para que se sumen y poder hacer presión”, añadió al explicitar el sentido de la campaña.
Recordó que el proceso de concentración en pocas empresas y pocos países del grueso de la producción farmacéutica del mundo, y no solo de insumos de Covid-19, “viene de 1994 cuando se adopta el acuerdo de propiedad intelectual de la OMC. De ese modo aumentó la dependencia de nuestras sociedades, de insumos que vienen de otros países”.
“Tiene impacto sobre casi todo lo que estamos viviendo y toda nuestra agenda de defensa de derechos porque las vacunas es el mecanismo que se conoce hoy para salir de la pandemia y poder retomar algún nivel de normalidad en la vida, en la economía”, dijo aunque aclaró que el problema “es más profundo”.
“Directamente se está negando la universalidad del derecho a la vida, y se está favoreciendo la reproducción permanente del virus. Si hubiera una votación de mayorías ganaría la suspensión de las patentes”, aseguró la especialista.
