Hace 60 años Estados Unidos invadía Playa Girón
por Marta Gordillo
La victoria del pueblo cubano el 19 de abril de 1961 frente a la invasión de Estados Unidos en Paya Girón significó la primera gran derrota del imperialista yankee en Latinoamérica y la reafirmación del rumbo socialista de Cuba.

Hoy a 60 años Cuba vuelve a reafirmar, en circunstancias distintas, con nuevos liderazgos, otras significaciones y en otro momento de la historia, “la continuidad histórica de la Revolución Cubana», según como fue denominado el 8vo. Congreso del Partido Comunista que comenzó ayer y finaliza el próximo 19 de abril, con el retiro de Raúl Castro de la escena política del país.

Irrumpe la invasión. Habían pasado dos años del triunfo de la revolución que destruyó definitivamente el poder descompuesto de la oligarquía local, cuando las relaciones entre ambos países se rompen sellando una tensión donde Estados Unidos impondrá un bloqueo criminal que atravesará las décadas que siguen.
Esa ruptura se produjo el 3 de enero de 1961, mientras la revolución abría nuevos horizontes en las luchas sociales que atravesaban la región, desde México hasta la Argentina frente a los gobiernos capitalistas que profundizaban sus políticas de exclusión y empobrecimiento de los sectores populares, y de dependencia de los Estados Unidos.
Dos semanas después asumía como presidente en el país del norte, John F. Kennedy, quien llevará a la práctica la invasión ya programada por la CIA y el Departamento de Estado norteamericano bajo el gobierno anterior de Dwigth Eisenhower.

Para ese momento avanzaba la primera ley de Reforma Agraria; la Reforma Urbana para bajar los alquileres y frenar la especulación; la expropiación de empresas norteamericanas, refinerías de petróleo, centros azucareros, compañías de servicios, y entre otras medidas, se estaba desarrollando el Plan de Alfabetización que llevó a proclamar, a un año de su inicio, a Cuba territorio libre de analfabetismo.
El 15 de abril de 1961 aviones estadounidenses comenzaron con bombardeos en la costa sudoeste de la isla, y el 17 cubanos exiliados custodiados por la CIA desembarcaron en Playa Girón con la intención de derrocar a Fidel Castro, invadir, dominar y frenar el proceso de transformación socialista que había iniciado la revolución.
“La historia de la agresión de Playa Girón, no solo es un acontecimiento histórico importante y no solo se tradujo en una gran victoria de la Revolución Cubana y en una gran derrota del imperialismo, sino también, en ocasión de aquella invasión, se proclamó el carácter socialista de la Revolución Cubana”.
Así recordó Fidel Castro aquel acontecimiento que marcó un hito en el proceso antiimperialista y anticapitalista de Cuba, hace 30 años cuando se conmemoraba otro aniversario del triunfo en Playa Girón.

Fue el temor y la feroz oposición de los Estados Unidos al proyecto socialista cubano y su influencia en la región, lo que llevó a los norteamericanos a planear la invasión de la isla como parte de su práctica de dominación que ejerció en Centroamérica y El Caribe desde principios del siglo XX.
Esa práctica abusiva, de ocupación y dominación, había sido ejercida anteriormente en Cuba cuando en 1898 desvió el curso de la revolución independentista que tuvo a José Martí como uno de sus gestores, y logró introducir como apéndice en la constitución de ese país la enmienda Platt, que habilitaba a los Estados Unidos a la ocupación militar de la isla si “peligraba su independencia” .
Fue también en esa enmienda donde se establece la cesión de la Base Naval de Guantánamo, en suelo cubano, para ubicar estaciones navales o carboneras norteamericanas.
El 17 de abril de 1961, dos días después del bomardeo, desembarcaron en la Bahía de Cochinos más de 1500 hombres armados que conformaban la llamada Brigada 2506 además de tanques de guerra y 30 aviones norteamericanos. Para este plan, se habían instalado campamentos de entrenamiento militar en Guatemala, Nicaragua y en las bases militares norteamericanas en Puerto Rico y Panamá.

Ese día avanzaron sobre tierra cubana pero no sabían que más de veinte mil soldados, voluntarios y milicianos estaban preparados para defender la revolución. Habían pensado, como dirá Fidel más tarde, que el pueblo cubano saldría a abrazarlos.
En tanto, el gobierno de Fidel se había enterado de la invasión a raíz del descubrimiento casual que hace Rodolfo Walsh, periodista de la agencia Prensa Latina, al descifrar información transmitida por la CIA entre Guatemala y Washington.
El miércoles 19 de abril, las fuerzas enemigas fueron cercadas por los revolucionarios, y derrotados tras dos días de combate ininterrumpido quedando al descubierto la complicidad de los Estados Unidos.
Los prisioneros fueron juzgados y encarcelados aunque algunos, que habían pertenecido a las fuerzas de seguridad de Batista, fueron condenados a muerte y ejecutados.
Al año siguiente los sobrevivientes de la Brigada anticastrista fueron canjeados, en un acuerdo con Estados Unidos, por 53 millones de dólares en forma de alimentos, medicinas y maquinaria, y al arribar al país del norte fueron recibidos y homenajeados por el presidente Kennedy.
“Hace un año, un día como hoy, se disipaba el humo de los últimos disparos de la batalla de Playa Girón. Los que lanzaron aquel ataque se imaginaron que aquello sería el fin de la Revolución; pensaron que tal vez un año después, un día como hoy, no volveríamos a estar aquí juntos; pensaron que la Revolución, que todo lo que es y significa la Revolución, podía ser destruido; pensaron que otra vez nuestra patria volvería al pasado, aunque ello fuera mediante la destrucción total de nuestro país”, decía Fidel al conmemorar un año de aquel triunfo.

En ese discurso, que pronunció ante un millón de cubanos, Fidel reivindicó la fortaleza de los combatientes y los avances de la revolución, cerrando el acto con una ovación al grito de ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!
“Aquella estrategia -dijo el líder de la Revolución al referirse a los invasores- se dirigía precisamente al apoderamiento de un pedazo del territorio nacional donde poder constituir un gobierno de contrarrevolucionarios, recibir ya un apoyo más abierto, si es que no era suficientemente abierto el apoyo que ya les prestaban, e iniciar contra nuestro país una guerra de desgaste”.
Los mercenarios traían tras de si el poderío norteamericano y por eso Fidel caracterizó en aquella ocasión que “no les detuvo absolutamente nada. Solo una cosa los detuvo, solo una realidad los detuvo, ¡y esa realidad fue nuestro pueblo!, ¡ese muro que se encontraron fueron nuestros combatientes!”
Dijo que “todo se desenvolvía tan rápidamente que el enemigo no tuvo siquiera tiempo de reflexionar, de reaccionar ni de reponerse. No me refiero al enemigo que estaba allí, que no tuvo tiempo ni de pegar los ojos, nos referimos al enemigo principal, que estaba allá”.
“No hubo tiempo -agregó-ni de que el Pentágono se reuniera a discutir, porque mucho antes de la convocatoria y del tiempo que por lo general estos señores se toman para discutir, ya no había cabeza de playa en Playa Girón porque el día 19 avanzando desde todas direcciones nuestras fuerzas acorralaron y desalojaron al enemigo”.
“Tan fulminante y sorpresiva derrota era algo que no cabía siquiera en la imaginación de los imperialistas, en el orgullo de los imperialistas, en la soberbia de los imperialistas que comenzaron inmediatamente a lanzar amenazas”, expresó.

En agosto de 1961, sólo cuatro meses después del triunfo frente al imperialismo en Plaza Girón, Ernesto “Che” Guevara, como representante del gobierno cubano, pronunciaba su famoso discurso en la reunión del Consejo Interamericano Económico y Social (CIES) en Punta del Este donde denunció la hipocresía de los Estados Unidos frente a la invasión.
El Che recordó que el 13 de abril de 1961 Kennedy, “afirmaba categóricamente que no invadiría Cuba y que las fuerzas armadas de Estados Unidos no intervendrían nunca en los asuntos internos de Cuba. Dos días después, aviones desconocidos bombardeaban nuestros aeropuertos y reducían a cenizas la mayoría de nuestra fuerza aérea, vetusta, remanente de lo que habían dejado los batistianos en su fuga”.
Además de denunciar los planes de la Alianza para el Progreso sobre Latinoamérica, planes que definían políticas de 'ayuda' para el sur digitados por Estados Unidos , el Che se dirigió a los delegados de los países y expreso: “el presidente Kennedy tomó sobre sí la responsabilidad total de la agresión. Quizás en ese momento no recordó las palabras que había pronunciado pocos días antes”.