Marisa Wagner era poeta, había formado parte del Frente de Artistas Externados del Borda y entendió al arte como una salvación. Había nacido en Huanguelén, Provincia de Buenos Aires, y estuvo internada en hospitales psiquiátricos durante muchos años.
Murió en agosto de 2012 y en ese momento alguien le dijo “hasta la locura siempre”.
En su escritura está su vida, describe el manicomio por dentro, lo que siente ella, lo que sienten los y las otras, testimonio del abuso, la violencia, la barbarie. Y con eso hace poesía.
Fue premiada por su libro Los Montes de la Loca, que escribió durante su internación en la Colonia Montes de Oca. Uno de sus poemas dice:
Juego de espejos
Cuando se toca fondo y se mastica el polvo, te das cuenta, aprendés, que aún no lo has perdido todo, que hay más para perder, que el fondo, en realidad, no tiene fondo, que aún se puede descender y descender. Se piensa que ya no se puede estar más solo Y, sin embargo, sí se puede… hay más soledad, te lo aseguro. Pero un día… Un día cualquiera, se te da por mirarte en el espejo (no abundan los espejos en el manicomio, por razones obvias, se me ha dicho). No importa, el espejo del que hablo, está en otro lado, adentro. Y te das cuenta, por ejemplo, que tenés dos piernas, te las mirás, las sometés a prueba,
y te vas a dar una vuelta por el parque del hospicio. Y te cruzas entonces, con otro espejo que deambula,más valioso y fidedigno… ¡Y acaece la revelación! ¡Qué voy a estar sola… si somos mil setenta locos acá dentro! Y cuando nos juntamos los espejos Uno le da coraje a otro y resistimos. La subestimación. La discriminación. Los abandonos. Pero, bueno, estas ya no son cosas de locos.

Frente de Artistas del Borda realizando una intervención en el Hospital (Foto Télam)