Surgida en 2019, la organización tiene más de 130 integrantes de entre 9 y 38 años de todo el país.

Por Alicia Alvado
Una de las organizaciones más nuevas y que más expectativas genera para la continuidad de las banderas de Memoria, Verdad y Justicia es “Nietes”, el colectivo formado en 2019 que integran unes 130 adolescentes y jóvenes de entre 9 y 38 años que tienen abuelas y abuelos (o tíos abuelos) detenidos-desaparecidos y asesinados, o ex detenidos, o presos políticos o exiliados durante la última dictadura militar.
“También tenemos una compañera que es bisnieta porque cuando desaparece su abuelo tenía 60 años”,dijo a Vertientes del Sur Victoria Prigoyi Baglietto (24 años), integrante del grupo fundador.
Y como marca de los tiempos, el de Nietes es un activismo atravesado por el feminismo y la perspectiva de género, lo que queda de manifiesto no sólo en el nombre elegido, sino también en una nueva forma de ejercer la militancia caracterizada por el cuestionamiento al sexismo y los estereotipos de género tanto hacia afuera como hacia adentro del movimiento, y por incorporar a la lucha las demandas propias del colectivo de mujeres y de la diversidad sexual.

“Nietes es una organización política multisectorial en cuanto a posición partidaria y bastante heterógenea en edades, cuyo objetivo es seguir la lucha y la militancia que vienen realizando hace muchos años los distintos organismos de derechos humanos para seguir exigiendo justicia y militando la memoria y la verdad”, dijo.
Pero a esta consigna legada por la generación anterior, también le suman otras como “la lucha contra el gatillo fácil, la violencia institucional” y hacia las mujeres “que siguen desapareciendo” como “nos siguen faltando pibis”.
“Y también buscamos interpelar a nuestros pares desde la juventud a que duden de la identidad de sus madres y padres, ya que faltan nietos y nietas por restituir para ayudar en esta búsqueda que llevan adelante las abuelas”, agregó.
No obstante “seguimos el ejemplo de los distintos organismos en cuanto a resignificar en alegría” ese pasado familiar tan doloroso, “y militar por ese sueño por el que militaban los abuelos”, que querían “un mundo más justo y equitativo”.
La joven explicó que Nietes es un emergente de los años de macrismo y que, contra todos los pronósticos, la cuarentena ayudó a que la organización tomara cuerpo, articulara mucho más con los organismos y se “federalizara”.

“Les nietes, desde nuestra individualidad, siempre supimos y quisimos tener este lugar de pertenencia y de lucha, pero la organización surge finalmente en 2019 en el contexto de un gobierno neoliberal y negacionista que quiso nuevamente imponer la impunidad de los genocidas y donde hubo un gran atropello de los derechos de estudiantes, trabajadores y jubilades”, dijo.
Con una madre y tío ex integrantes de la organización HIJOS, Victoria asegura que la diferencia de perspectiva entre estas dos agrupaciones –y generaciones- es producto de los “muy distintos contextos sociales y culturales” en que se originan.
Prigoyi recuerda que “HIJOS surge de la impunidad de los años ‘90” mientras que Nietes vio la luz en pleno proceso de juzgamiento a los genocidas sobrevivientes, “pero además nosotres crecimos en un Estado que alentaba a la política, que proclamaba que la política no era mala palabra como capaz lo fue en la época de nuestras mamás y papás”.
“Pero también estamos atravesades por un nuevo paradigma que nos interpela directamente, la perspectiva feminista y de género con sus luchas, como la ley IVE y la visibilidad de la comunidad LGBTQ+”, dijo.
Y esta perspectiva de género “que tiene que ser transversal y no paralela en todos los ámbitos”, también les ha llevado a “repensar la militancia tanto actual como la de abuelas y abuelos”.

“Sucede mucho que cuando revemos nuestras historias (familiares), resulta que tenemos mucha más información de un abuelo (militante) que de una abuela (militante) y esto tiene que ver con el contexto coyuntural de la época: las mujeres de entrada tenían más tareas porque por mandato cultural tenían que cuidar de hijos e hijas además de militar; pero además las posiciones jerárquicas y las decisiones importantes en las distintas agrupaciones quedaban para los compañeros hombres”, dijo.
“Pero también usar eso para hoy en día, que un poco sigue pasando eso de que la mujer debe luchar el doble para ocupar espacios de poder o donde se tomen decisiones importantes”, dijo.

Victoria es nieta por parte de madre de Carlos Alberto Baglietto y Stella Maris Eden, quienes fueron secuestrados y asesinados por la Triple A, apareciendo sus cuerpos en un descampado en octubre de 1975. Ella tenía 27, él 31 y los tres hijos en común tan solo 9, 7 y 3 años en ese momento. Ella era catequista en la parroquia que tenía a cargo el padre Luis Farinello en Quilmes, donde él era colaborador permanente. Él había sido bombero, era delegado en una fábrica de químicos y sobreviviente de la “Masacre del Basural de Quilmes” de 1974. Ambos militaban en Montoneros y desde 2013 cada uno de ellos tiene una una calle con su nombre en la localidad de Quilmes.
“En cuanto a la trayectoria militante y política, yo se mucho más de mi abuelo que de mi abuela: de ella sé que militaba a la par, unas nueve horas por día pero no mucho más. Por eso intentamos rescatar la participación de ellas, de ir averiguando por la historia oral , aunque es muy difícil”, dijo.
Otra constante de Nietes es volver a conocerse entre jóvenes que no sabían que se conocían o habían compartido alguna marcha o actividad de HIJOS u otro de los organismos, llevados por sus padres a corta edad.
“Con algunes hemos estado juntos compartiendo actividades pero éramos tan chiquitos y chiquitas que no nos acordábamos. Y en reuniones va surgiendo que nos vamos acordando y decimos ‘¡uy, sí, yo estaba ahí!’. O nos reconocemos en la misma foto de una marcha a las que fuimos de re peques y eso es algo super hermoso que nos sucede”, contó.
Victoria recuerda que desde muy chica empezó a participar de las marchas de la mano de su mamá, a quien le pedía una y otra vez que le contara la historia de sus abuelos, por la que siempre se sintió “interpelada”.
“En estas fechas, lo primero que pienso es que están presentes porque sus convicciones están más presentes más que nunca en todes nosotres. Y también lamento el hecho de no haberlos conocido, de no haber nunca escuchado su voz, no haberles dado un abrazo…todo lo que implica en la crianza de una niña la presencia de sus abueles”, dijo.
“Sin embargo mi identidad son elles y desde la militancia están presentes, porque sus convicciones siguen en mí. Nos dejaron un legado de solidaridad con el otro y con las próximas generaciones, para que puedan habitar en un mundo más equitativo”, concluyó.
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