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Sorpresivo hallazgo preincaico

Recientes hallazgos de restos de vida preincaica en la zona oriental de Catamarca observados a distancia por teledetección satelital y luego ubicados en el terreno, generaron gran sorpresa para los investigadores, quienes debieron afrontar diversos obstáculos por cuestiones político administrativas primero y luego por la pandemia.


Estos nuevos descubrimientos evidencian las formas de vida de aquellos habitantes y reafirman el aporte silencioso y constante de esas comunidades que con sus técnicas de cultivo y terrazas agrícolas milenarias siguen brindado en la actualidad saberes y evitando el deslizamiento de los suelos en amplias regiones del país.


Miembros del equipo EACO excavando un recinto en el este catamarqueño


El sitio, que fue localizado en enero de 2020 y dado a conocer hoy a través de esta página, se encuentra en la región de la Sierra de El Alto -Ancasti a 85 kilómetros aproximadamente al nordeste de la capital catamarqueña, una zona en la que el Equipo Arqueológico Catamarca Oriental (EACO) del Instituto Arqueológico de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA viene trabajando desde 2008 con una intensa labor de excavaciones e investigaciones.


“Las estructuras que hallamos son muy difíciles de detectar; las vimos por imagen satelital y fue sorpresivo ya que deben darse ciertas condiciones para que los muros enterrados puedan observarse, tales como la cobertura vegetal, el ángulo de la luz solar que genera sombras o resalta relieves o patrones en la superficie terrestre”, precisó a Vertientes del Sur, Verónica Zuccarelli, arqueóloga del equipo.


“Pudimos detectar tres sitios que no habíamos visto antes a pesar de ser una zona que miramos, que la caminamos. Fue una emoción impresionante. Son los sitios más grandes que hemos encontrado en esa zona donde estamos trabajando”, señaló Zuccarelli, quien detectó la imagen mientras hacía un mapeo de los sitios arqueológicos durante su tesis doctoral, el año pasado.


.Imagen satelital donde se observa la proximidad de los nuevos sitios (Chani 1 y 2) con otros estudiados previamente (Rodeo de los Indios y Rodeo 2)



“Consideramos que por sus características arquitectónicas y localización este nuevo hallazgo corresponde a sitios afines a los que excavamos en las proximidades, datados entre los siglos VI y VIII de la era cristiana”, expresó la arqueóloga, especializada en agricultura prehispánica en la sierra.

Además de detectar terrazas de cultivo, analizar las técnicas con la que se construyeron y comprender cuál fue la intención, “nos interesa saber qué cultivaban y (como me formé en una técnica arqueobotánica que estudia restos vegetales del pasado) analicé entre otras cosas una vasija que estaba enterrada debajo de una las viviendas a modo de ofrenda fundacional”.


Excavación en un recinto de Rodeo de los Indios con una ofrenda fundacional en su base de una ollita que luego fue reconstruida en una laboratorio



“Encontramos, continuó, que ellos consumían maíz, porotos, llamas, y que cultivaban cerca de las viviendas maíz y achira. De este modo, tenemos muchas escalas de análisis, desde lo más grande y distribucional hasta esto mas pequeño, como la evidencia microscópica en una vasija de lo que cocinaban y consumían. Con estos aportes, los hallazgos empiezan a cobrar sentido”.


“Ya no son las viviendas por separado sino que se empieza a unir y son estas aldeas que desarrollaban su vida, que construyeron este paisaje agrícola que estamos encontrando y que es maravilloso”, precisó.

Vista de Rodeo de los Indios. Las flechas señalan los restos de antiguas construcciones



En este marco, la directora del equipo e investigadora del Instituto de Arqueología de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, Inés Gordillo destacó que “estos

hallazgos se suman a trabajos previos de nuestro equipo y de otros en la región que vienen demostrando que la región del Este de Catamarca, con su gran biodiversidad ambiental, fue intensamente habitada, y transformada, en tiempos prehispánicos con innumerables terrazas de cultivo”.


En diálogo con Vertientes del Sur contó que “somos un equipo de arqueólogas y arqueólogos, investigadores, becarios del Conicet y estudiantes avanzados de la carrera de Arqueología que estamos estudiando las características de estas culturas, sus formas de vida, cómo se organizaban, cómo era la producción, cómo construían su paisaje”.

“El paisaje no lo entendemos como algo neutro, aclaró, en donde la gente va y se aloja, lo entendemos como producto de una acción social; el paisaje se construye en tanto existen las personas, y se vive, se siente, se piensa y se imagina. No es un escenario en el cual se desarrolla la actividad humana sino que es parte de la actividad humana”.


Un descanso en las cumbres de la Sierra: Héctor Buono, Luciana Eguia, Sebastián Bocelli, Inés Gordillo, Laura Pey, Bruno Vindrola, Liliana Milani y Verónica Zuccarelli (en el equipo también participan Carolina Prieto, José Miguel Letelier, Ignacio Gerola y Sara Ares)

Inés Gordillo y Verónica Zuccarelli



Legado de pueblos preincaicos


Zuccarelli expresó que “todo este paisaje agrícola de terrazas de cultivos se fue enterrando a lo largo del tiempo, pero sigue allí, miles de muros de contención protegen los suelos de la erosión y deslizamientos de tierra. En la actualidad estas estructura están preservando suelos, y además no es algo aislado, hemos visitado sitios de 100, 300, 500 terrazas; a donde vamos hay terrazas”, añadió.


Estas estructuras de cultivo milenarias halladas en la Sierra de El Alto-Ancasti, también se encuentran en otras zonas de la provincia de Catamarca y en el resto del Noroeste Argentino.


“El legado prehispánico es bastante inconmensurable; lo tenemos delante de los ojos -enfatizó- y no lo vemos. Por eso, la relación con el presente es muy concreta”.


“Aquellas técnicas de preservación del suelo denotan un gran conocimiento de la topografía, de la hidrología, un conocimiento práctico muy grande,. También nos dan pistas sobre cómo atender necesidades actuales, de generar y proteger suelos, de desarrollo más sustentable”, señaló Zuccarelli.


Bases de los muros y estructuras de piedra del sitio Chan 1, detectado por foto satelital y luego corroborada en el terreno



Gordillo precisó que en la actualidad este legado cultural no sólo permanece enterrado sino “poco visible en comparación con materialidades tradicionalmente propuestas como atractivas para proyectos de revalorización del patrimonio arqueológico, como los sitios de arte rupestre, ceremoniales u objetos muebles, entre otros”.


Al referirse a estos aportes del pasado, la directora del equipo, arqueóloga, antropóloga y académica por la provincia de Buenos Aires en la Academia Nacional de la Historia, destacó que “nos ofrecen también una mirada más amplia de lo fértil ya que generaron suelos productivos en desiertos áridos, en selvas montanas, que son ricos en nutrientes aún hoy”.


Vista en excavación de uno de los muros correspondientes a una de las estructuras en Rodeo de los Indios



Entre la búsqueda del pasado y los problemas administrativos y pandémicos


El equipo EACO investiga la arquitectura, el arte rupestre, los espacios domésticos, los modos de vida en general, las prácticas agrícolas, y cómo se fueron sucediendo a través del tiempo en los distintos ambientes, muy diferentes entre sí, que componen el área de estudio.


Si bien la arqueología requiere del trabajo de campo para la búsqueda de restos culturales que quedaron en el terreno, durante 2019 el equipo no pudo avanzar porque “nos negaron por cuestiones político administrativos, a nosotros y a muchos de los equipos que trabajan en Catamarca, los permisos de trabajo de campo”, recordó la directora.


“No pudimos, continuó, realizar ese año excavaciones, prospecciones (que es la búsqueda de restos de actividad humana que quedan en el terreno) ni recorrer la zona para vincularnos con la gente de cada lugar (ya que nuestra perspectiva no es solo el pasado sino también la relación pasado presente). Debimos enfocarnos más en otros métodos de localización”.


El método fue el de teledetección, es decir la detección de estos lugares a distancia con el análisis de fotos satelitales de alta calidad con programas específicos. Y lograron detectar en las sierras de Ancasti algo que parecía ser pequeñas aldeas.


“Pero no teníamos en ese momento la posibilidad de constatarlo directamente en el terreno así que debíamos esperar a que nos den los dichosos permisos y en enero de 2020 pudimos hacer un primer acercamiento. Efectivamente encontramos las bases de construcciones de varios conjuntos arquitectónicos”, precisó la especialista.


Contó que en ese momento “solo pudimos estar unos días y registrar fotográficamente y con mapeo algunos de estos restos. Pensábamos organizar una campaña arqueológica para trabajar a fondo estos nuevos hallazgos pero vino la cuarentena y otra vez nos quedamos sin poder volver a ir al campo”.


Si bien no tuvieron la posibilidad de avanzar en ese sentido, Gordillo expresó que pudieron continuar la investigación “y lo que sí vimos es que se relaciona muy claramente con otros sitios de la región que habíamos trabajado y excavado previamente, con lo cual se completa un panorama amplio sobre las sociedades que habitaron esas cumbres hace alrededor de 1500 años”.


El equipo cuenta con una serie de información que hace posible la proyección y comparación con estos nuevos hallazgos, más allá de que “estamos pendientes de lo que surja cuando podamos volver al terreno”, añadió.


Tinajas fragmentadas sobre los antiguos pisos de La Rinconada. Proceso de abandono



Procesos de abandono


Hasta hace unos diez años, esta extensa región de valles, cumbres, yungas y llanos del Oriente de Catamarca “estaba muy poco explorada, los proyectos inicialmente eran de carácter exploratorio, actualmente hay varias líneas de investigación”, señaló Gordillo tras puntualizar que uno de los temas que encaran son los estudios sobre el abandono: “el abandono cruza todos los órdenes de la vida de la gente”.


El equipo viene estudiando este tema con profundidad en otro sector de la misma provincia, en un sitio ubicado en el valle que se llama La Rinconada, “que es muy especial porque tiene muchos signos de abandono ritual, incendios, sacrificio de objetos, ofrendas ceremoniales”, expresó.


“Hemos avanzado bastante con estas investigaciones con métodos muy novedosos para ver qué cosas fueron destruidas intencionalmente como acto ritual o simbólico, y cuáles fueron destruidos porque se cayeron techos, paredes, algo que a veces es difícil de determinar”.


“Pensamos que en los nuevos sitios que hallamos existieron cosas similares, no sabemos si destrucción intencional pero sí clausuras o cierres rituales de recintos, de distintas estructuras. El abandono es un tema que proyectamos estudiar en estos otros lugares”, dijo Gordillo.


Asimismo comentó que están trabajando estas cuestiones con restos óseos humanos para ver si también fueron destruidos, “encontramos por ejemplo en el sitio del valle, cráneos muy fragmentados con signos de golpes que seguramente estuvieron en el interior de las viviendas como reliquias, y que al momento del abandono también sufrieron la misma suerte que los objetos”.


“Esta diferenciación entre objetos y sujetos es bastante subjetiva para estas poblaciones”, dijo como uno de los aspectos que explican el modo de vida de aquellos pueblos.


Vertientes del Sur


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